Percepción e Imaginación
El DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013) reconoce las alteraciones perceptivas y de la imaginación como síntomas clave en varios trastornos mentales, especialmente en psicosis, trastornos disociativos y algunos trastornos neurocognitivos.
Las alteraciones de la percepción son cambios en la forma de percibir estímulos externos, ya sea porque se distorsionan o porque se perciben sin que exista un estímulo real (alucinaciones). Las alteraciones de la imaginación se refieren a creaciones internas (fantasías, narraciones, imágenes) que la persona puede vivir como reales o insertar en su relato personal, incluso sin un estímulo externo.
Alteraciones de la percepción
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Se pueden presentar como ilusiones (distorsión de un estímulo real) o alucinaciones (percepción sin objeto real).
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Pueden afectar cualquier modalidad sensorial: auditiva, visual, táctil, olfativa, gustativa.
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Generalmente son vividas como reales y con fuerte carga emocional
Alteraciones de la imaginación
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Implican la construcción de relatos internos o imágenes mentales no basados en la realidad.
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La persona puede creerlos auténticos (confabulaciones) o vivirlos con gran intensidad (fantasías patológicas).
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Suelen verse en contextos de déficit cognitivo, amnesias o trastornos de la personalidad.
Alteraciones de la percepción
Cuantitativas (intensidad)
- Hiperalgesias: Incremento de la percepción dolorosa (un pequeño golpe duele mucho).
- Alodinia: Dolor ante estímulos que normalmente no son dolorosos (p. ej., un roce leve).
- Hipoestesias: Disminución general de la sensibilidad a los estímulos externos.
- Hipoalgesias: Disminución de la sensibilidad al dolor.
- Anestesias: Ausencia total de percepción de estímulos (ni se siente ni se reconoce).
- Analgesias: Ausencia total de percepción del dolor.
Cualitativas (forma y contenido)
- Dismorfopsias: Objetos deformados (p. ej., ver las caras alargadas).
- Autometamorfopsias: Alteración de la percepción del propio cuerpo.
- Heautometamorfopsias: Distorsión de la percepción corporal, pero con conciencia de que no es real.
- Dismegalopsias: Cambios en el tamaño percibido (micropsia = más pequeño, macropsia = más grande).
Otras alteraciones
- Anomalías en el componente afectivo: Se percibe todo extraño
- (extrañeza) o demasiado familiar (entrañabilidad).
- Escisión perceptiva: Fragmentación de la percepción (p. ej., ver solo partes sueltas del objeto).
- Aglutinación: Fusión confusa de estímulos sensoriales.
- Sinestesia: Asociación anormal entre sentidos (p. ej., "ver" sonidos).
- Discronopsia: Alteración en la percepción del tiempo.
- Disprosopagnosia: Dificultad para reconocer rostros.
- Engaños perceptivos (ilusiones)
- Sensación de presencia: Sentir que alguien está cerca.
- Pareidolias: Ver figuras donde no las hay (por ejemplo, ver caras en nubes).
- Ilusiones por inatención: Percibir incorrectamente por distracción.
- Ilusiones catatímicas: Influenciadas por el estado emocional.
- Ilusión patológica: Deformación persistente y no corregible por la razón.
- Percepción delirante: Interpretación delirante de la realidad (p. ej., "el semáforo me está mirando porque soy especial").
Alucinaciones
- Complejas: Ej. ver personas, escuchar voces completas.
- Por modalidad sensorial: auditivas, visuales, olfativas, gustativas, táctiles, cenestésicas (internas), cinestésicas (movimiento corporal).
- Pseudoalucinaciones: La persona sabe que son irreales.
- Alucinaciones funcionales: Aparecen solo junto con un estímulo real.
- Alucinación refleja: Aparece en una modalidad diferente.
- Alucinación negativa: Ausencia de percepción de un estímulo real (ej. no ver a alguien que está presente).
- Autoscopia: Verse a uno mismo desde fuera.
- Alucinación extracampina: Ver u oír algo fuera del campo posible (ej. escuchar voces detrás de la pared).
Alteraciones de la imaginación
Cuantitativas (cantidad)
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Hiperactividad: Fantasía excesiva, la persona crea muchas imágenes mentales, a veces irreales o exageradas.
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Hipoactividad: Dificultad para formar imágenes mentales.
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Animagia: Ausencia total de imaginación visual.
Cualitativas (forma y contenido)
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Imaginación delirante: Imágenes mentales al servicio de ideas delirantes (por ejemplo, "imagino que soy un rey elegido por los ángeles").
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Fabulación fantástica: Historias irreales vividas como si fueran verdaderas.
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Imaginación mórbida: Imágenes mentales catastróficas o angustiantes que causan sufrimiento (ej. imaginar que alguien va a morir todo el tiempo).


Caso clínico
Paciente: José, 29 años, ingeniero civil.
Motivo de consulta: Su familia refiere que desde hace varios meses "dice cosas extrañas", se aísla y muestra conductas extrañas en casa.
José afirma que últimamente ve "sombras" en su habitación por las noches, a veces siente que alguien le susurra su nombre cuando está solo, y dice percibir mensajes secretos en los noticieros, convencido de que son dirigidos exclusivamente a él.
Relata también que mantiene una "comunicación mental" con una actriz famosa, de quien asegura estar enamorado y que "le envía señales" a través de los programas de televisión. Cree que ella le confiesa su amor mediante gestos y miradas específicas durante entrevistas.
José se muestra muy convencido de estas experiencias y organiza su rutina diaria alrededor de "responder" a estas señales. Ha dejado de ir a trabajar, dedica horas a escribir cartas dirigidas a esta actriz y revisa obsesivamente las noticias para "confirmar" las señales. Niega estar enfermo y se irrita cuando la familia le sugiere buscar ayuda médica.
Durante la entrevista clínica, José presenta un discurso desorganizado en algunos momentos, salta entre temas relacionados con sus visiones y la actriz, y manifiesta gran afectación emocional al hablar de sus experiencias. No hay conciencia crítica de la naturaleza patológica de sus percepciones ni de sus creencias.
Analisis
Las alteraciones de la percepción y de la imaginación constituyen una de las expresiones más impactantes y significativas de la psicopatología, ya que afectan la forma en que el ser humano construye su relación con la realidad. La percepción nos permite registrar e interpretar estímulos externos, mientras que la imaginación facilita crear representaciones internas y anticipar escenarios futuros. Ambas funciones están profundamente ligadas y son fundamentales para el equilibrio mental.
Cuando se alteran, se rompe la frontera entre el mundo interno y externo. La persona puede empezar a vivir imágenes internas como si fueran reales (alteraciones de la imaginación), o percibir cosas inexistentes (alteraciones de la percepción). Estas experiencias no son simplemente "errores sensoriales", sino fenómenos complejos que reflejan una organización mental global alterada.
Las alteraciones perceptivas, como las alucinaciones, son uno de los síntomas más característicos de los trastornos psicóticos. Su intensidad y vivacidad hacen que el sujeto las sienta con total convicción, incluso aunque no tengan base objetiva. Por otro lado, fenómenos como la despersonalización y la desrealización muestran cómo la percepción puede volverse extraña y distorsionada, generando sentimientos profundos de alienación y desconexión con el propio cuerpo o el entorno.
En cuanto a las alteraciones de la imaginación, cuando se transforman en fabulaciones o confabulaciones, suelen cumplir la función de "rellenar" vacíos, como en las amnesias. En los delirios y fantasías patológicas, la imaginación no solo crea imágenes internas, sino que se impone como una "nueva realidad" para el sujeto. Esto refleja necesidades afectivas profundas (como sentirse especial o amado), conflictos inconscientes y mecanismos de defensa para sostener la autoestima.
Clínicamente, estos fenómenos son difíciles de abordar porque generalmente se acompañan de pérdida de insight: la persona no reconoce que lo que experimenta es patológico. Esto afecta el vínculo con la familia y la sociedad, y puede llevar a aislamiento, desorganización funcional o comportamientos de riesgo.
Desde un punto de vista psicodinámico, estas alteraciones pueden verse como la expresión simbólica de deseos o miedos profundos que la mente no logra procesar de forma consciente. La imaginación delirante, por ejemplo, puede transformarse en una "solución" frente a un sentimiento de vacío o soledad.
El estudio y la comprensión de estas alteraciones nos recuerdan que la mente humana no funciona como un "registro objetivo" de la realidad, sino que siempre está mediada por emociones, recuerdos, deseos y fantasías. La percepción y la imaginación, lejos de ser compartimentos aislados, forman un continuo que permite construir la experiencia subjetiva del mundo. Cuando este continuo se rompe o distorsiona, se compromete no solo la percepción sensorial, sino la identidad y el sentido de sí mismo.
En la práctica clínica, entender estas alteraciones implica no solo describir los síntomas, sino también escuchar el mundo interno del paciente: sus miedos, sus deseos y las historias que se cuentan a sí mismos para sostener su existencia. Solo desde esta mirada integradora es posible acompañar, comprender y tratar a la persona, más allá del síntoma aislado.